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Retos actuales del sector de telecomunicaciones

El sector de las telecomunicaciones es uno de los principales motores de la economía, cuya aportación ha conseguido llevar a Europa a una posición privilegiada en infraestructuras de alta velocidad, tanto fijas como móviles, con España y Francia a la cabeza. Estas infraestructuras, junto con la conectividad que proporcionan, son clave para extraer el máximo valor de la oportunidad económica, que representa esta segunda oleada, de transformación digital. Sin embargo, la transformación digital no es un tema local o nacional. España no está sola en este proceso, sino que forma parte de una transformación que se está llevando a cabo a nivel global. Las reglas de juego, que necesitamos para operar en nuestro mercado, no dependen sólo de la regulación española, sino de la europea, que a su vez opera en un nivel global donde todo está inter-relacionado.

La actual disrupción tecnológica se define por la ubicuidad de la red, la web de las cosas y la inteligencia artificial. Este nuevo mundo, centrado en los datos, requiere derribar fronteras en nuestro continente, porque con la actual fragmentación es muy difícil competir en igualdad de condiciones con los gigantes norteamericanos y asiáticos.

Es evidente la importancia de adquirir escala. Los grandes casos de éxito norteamericanos conocidos consisten precisamente en eso, ideas innovadoras con enorme capacidad de escalabilidad. Ese tamaño es precisamente el que necesitamos adquirir en Europa.

Por eso, la regulación debería reorientar sus actuales directrices hacia el fomento de las inversiones necesarias para el futuro, más que hacia la competencia basada en precios. El no hacerlo está perjudicando la industria tecnológica no sólo española, sino también europea.

De la misma manera, es imprescindible adaptar el marco regulador, para garantizar el level playing field, porque la reglas de juego que tenemos actualmente, generan mucha tensión en nuestro sector.

Por eso, necesitamos unir esfuerzos con gobiernos, reguladores, compañías, tanto del sector público como privado, así como con startups y grandes empresas, para que este entorno favorable sea una realidad en Europa, fomentando así la inversión y dando escala al nivel europeo.

Además, debemos tener prisa, debido al ritmo exponencial al que van apareciendo nuevas innovaciones tecnológicas.

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